Así como a nosotros nos puede salir un chichón o chipote, tras darnos un fuerte golpe, lo mismo puede sucederle a las llantas.
Los chipotes son protuberancias que aparecen en la superficie de las llantas tras haber sufrido un fuerte impacto por caer en un bache, o bien por recibir un golpe en el costado, producto del famoso “banquetazo”.
Surgen principalmente debido a una mala presión de inflado en el neumático, que al sufrir un fuerte impacto, llega a fracturarse internamente.
Cuando un chipote aparece, es necesario cambiar de llanta lo antes posible, ya que este puede explotar en cualquier momento y provocar un accidente.
Probablemente haya quienes con el afán de ganar unos cuantos pesos aseguren que este fenómeno tiene reparación; sin embargo, es importante que sepas que es todo lo contrario. Los “remedios” que pueden ofrecerte serán colocar una gran cantidad de parches, tratando de sumir la protuberancia y/o aplicando calor; no obstante, esta supuesta solución sólo será temporal y eventualmente terminará por reventarse.
Entonces… ¿Qué debe hacerse?
La respuesta más simplificada es cambiar la llanta.
- Si te diste cuenta mientras estás todavía por llegar a tu destino, baja tu velocidad y oríllate en una zona segura para que puedas realizar el cambio.
- Si por alguna razón no cuentas con una llanta de refacción, lo recomendable es que sitúes la llanta con el chipote a la parte trasera del vehículo, para que las llantas delanteras estén en las mejores condiciones y puedas llegar seguro a tu destino. Eso sí, tendrás que cambiar la llanta lo antes posible.
Aunque la llanta no se haya ponchado y en apariencia pueda verse “bien”, te recordamos que el chipote puede explotar en cualquier momento y causar un accidente, así que no esperes mucho tiempo para reemplazar tu neumático.
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